lunes, 23 de marzo de 2020

Fénix

Vemos cómo el mundo se da la mano en su propia defunción. El silencio se ha hecho con el papel protagonista de esta historia de puertas para afuera, porque hacia dentro el sentir ha cobrado vida. Su epitafio  encierra lo que el corazón anhela: una salvación en tiempo propicio. 

Van curándose algunas heridas que la sociedad marcó en las palmas de sus manos, remedios paliativos hasta Dios sabe cuándo. Las mantas de las calles están recogidas, los deshechos empiezan a rehacerse de nuevo, o por lo menos hacen el intento. Europa pide auxilio ante su agonía mientras se encierra en sí misma para encontrar consuelo.

Tanta desesperanza y tanto desasosiego.... quién lo iba a decir, esperar, o imaginar a tres meses después de haber nacido por doble vigésima vez. Sin embargo, no cesan los aplausos y vítores ante tal acontecimiento. ¿Lo escuchas?

Es la humanidad resurgiendo de sus cenizas. Creando un poco de luz entre tanta oscuridad. Es por eso que andan diciendo por ahí eso de: "no hay mal que por bien no venga". 

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