miércoles, 3 de agosto de 2022

Gracia

 Nos ha sido regalado un pacto sellado en fuego que no quema, en aire que acaricia, en agua que renueva y en tierra que da fruto. Y el quinto elemento es el que da sentido a lo sublime de este amor. Y mientras que la virtud del hombre cada vez cobra menos fuerza, una llama sigue encendida en medio del caos. La debilidad se cuela por las rendijas de la puerta en los tiempos propicios, pero también la ilusión sigue vibrando en los laudes de un pueblo agitado por la incredulidad.

Son palabras oscuras las que han cegado los ojos de los hombres. Han endurecido el corazón de aquellos que no tienen esperanza, desechado la paz heredada de este a oeste y sometido a la libertad bajo su dominio, obligando así a la fe cumplir un éxodo. 

Mientras tanto, en los albores de la tempestad, el árbol blanco lleva digno el nombre de superviviente de los Días Antiguos, dando paso a la espera de un nuevo día, reflejándose en el fugaz amanecer.  Aquellos a los que llaman justos han sido escogidos para perpetuar la memoria de una edad ahora desaparecida, para que la gente recuerde siempre el Gran Peligro, y ame aún más entrañablemente el país bienamado. Y eso los mantendrá tan ocupados y tan felices como es posible serlo, mientras continúe su parte de la Historia.