sábado, 5 de junio de 2021

Desierto

 Nos han encerrado sin saber cómo estábamos. A ti por dentro, a mí por fuera. Y al igual que aquello que se hereda, algo nos reclama. Te pienso cuando aún no puedo, y entre la impotencia que van soltando los vaivenes, ahí es cuando te espero. Y desespero en blanco, sin saber cómo seguir. Sé bien que el oasis es pasajero, y de momento todo vuelve a terminar. Quizá es en medio de la nada donde llega el consuelo, y cuando no lo esperas... vuelve a aparecer.

Van pasando los días y se asemejan a esos cuarenta años de incertidumbre, olvidando por pasos lo que ha ido creando la historia. Por momentos la tormenta amaina y el cielo se esclarece, pero todo tiene su fin. O su comienzo. Vuelves, y cuando me doy cuenta, ya te has ido. Un tira y afloja que no sé interpretar. O es ese, quizá, el problema... Querer tenerlo todo bajo mis pies, sin movimiento alguno.

Puede ser que el remedio esté en dejarme llevar.

Cuánta pobreza. Cuánta necedad.

Búscame en el Líbano, que todavía sigo por aquí.