viernes, 21 de octubre de 2022

Pequeña victoria

  Llevaba un tiempo en el que andaba como persona errante entre la dispersión en el mundo y los combates del día a día, empeñada y terca en conseguirlo todo en mis fuerzas. He tenido tiempo para escribir, sí. De hecho, tengo varios escritos guardados, esperando para darles una forma final y subirlos al blog... Si lo veo oportuno. Pero no me había animado a la publicación hasta ahora, y he descubierto el por qué.

  Semanas atrás sentía la necesidad de buscar algo que me faltaba, que anhelaba y no sabía el qué. Las circunstancias y los combates en los que últimamente llevo inmersa me dieron la respuesta, y las ganas de animarme a la oración era lo que me empujaba hasta hoy. 

  Llevo ya unos días con otro espíritu, que fácilmente se va con cualquier cosa diminuta que ocurra durante las horas, pero siento que ahora es más fácil de recuperar, o, mejor aún, siento que dejo que entre. Y esto me está trayendo, a pesar de todo, mucha paz. 

  Muchas veces he hablado de mi opinión acerca del forzar a las letras, pero sí que me estoy dando cuenta de que si no las busco, no van a venir. Además, el estado emocional ayuda mucho a dejar fluir y siento que me sienta bien. Y sé de dónde viene eso. 

  Tengo muchos escritos algo tristes, y hablando de eso en ese texto me di cuenta de que no pasa nada. Todos tenemos derecho a estar mal. Hay necesidad de estar mal, aunque el mundo opine lo contrario. Si no sabemos qué es estar mal, ¿Cómo sabremos cuándo estaremos bien? Intentaré sacar más partido a las letras, el proyecto del blog está algo abandonado y es hora de darle algo de vidilla. 

  A fin de cuentas, junto con la oración, es lo que me da paz en muchas ocasiones... Y espero que siga así.

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